Estos son los criterios con los que se calificó este plato, que no es otra cosa que la más agresiva revolución de la gastronomía de los últimos 60 años:
- La hamburguesa no está diseñada para cuidar la línea. Por el contrario, si la carne no tiene un buen porcentaje de grasa (por lo menos el 30 por ciento), no es buena. A eso súmele las salsas: mayonesa, mostaza, tomate, etc.
- Siempre debe ser asada, preferiblemente al carbón o, en su defecto, a la plancha.
- El pan caliente, el queso amarillo y las papas a la francesa.
- Importantísimo que quepa en la boca. Más grande es un despropósito, y más chiquita, una terrible desilusión.
- Solo reseño las hamburguesas de res. Por eso, además, debe ser siempre jugosa. Seca da para demanda.
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